Yohan Cala, Aventurando por el mundo

Por los momentos de incomodidad que me han obligado a moverme, Por las dudas que han despertado la necesidad de búsqueda, Por las lágrimas que me recuerdan que sigo teniendo corazón, Por la espera dolorosa, Por mi humanidad frágil que me obliga a poner toda la confianza en Ti. Gracias por los detalles pequeños, Por el amor inmenso que me cuesta ver a simple vista, Por el encuentro e invitación, Por moldear mi corazón. Gracias por amarme una y otra vez, Cuando te soy fiel y cuando no, Gracias porque desde mi pequeñez Me invitas a la grandeza y me haces saber que es posible. Por los buenos deseos, Por los movimientos que hay en mi corazón, Por todo el amor que aún no alcanzo a reconocer. Les hablo Yohan Cala   Facebook  -  Instagram  -  Youtube

No sabemos lo que nos hace falta hasta que lo necesitamos, y caemos en cuenta que no lo tenemos o no es suficiente. Así me ha pasado en los últimos días; siempre me había considerado una persona paciente, confiada y agradecida hasta que tuve que esperar, confiar y agradecer, y no podía hacerlo. Paciencia: “Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Miren cómo el sembrador cosecha los preciosos productos de la tierra, que ha aguardado desde las primeras lluvias hasta las tardías.” Santiago 5,7 Cuando los tiempos son difíciles, sólo queda seguir perseverando con nuestro mayor esfuerzo y no desistir en las tareas del día a día aunque parezca que no estamos dando fruto y que a veces el esfuerzo no vale la pena. Es una tarea difícil cuando las circunstancias se complican; la espera lástima porque va en contra de los valores que se nos presentan en la actualidad, la inmediatez de las cosas, los ascensos rápidos y sin esfuerzo, la gratificación instantánea, las relaciones de...

  Cuando observo el campo sin arar, cuando los aperos de labranza están olvidados, cuando la tierra está quebrada y abandonada me pregunto: ¿Dónde estarán las manos de Dios? Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que explota al débil; cuando veo al prepotente pedante enriquecerse del ignorante y del pobre, del obrero y del campesino carente de recursos para defender sus derechos, me pregunto: ¿Dónde estarán las manos de Dios? Cuando contemplo a esa anciana olvidada, cuando su mirada es nostalgia y balbucea todavía algunas palabras de amor por el hijo que la abandonó, me pregunto: ¿Dónde estarán las manos de Dios? Cuando veo al moribundo en su agonía llena de dolor; cuando observo a su pareja y a sus hijos deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable y su lecho se convierte en un grito de súplica de paz, me pregunto: ¿Dónde estarán las manos de Dios? Cuando miro a ese joven antes fuerte y decidido, ahora embrutecido por la droga y el alcoho...