En tiempos de austeridad la clave es no perder la paciencia, confianza y gratitud
Paciencia:
“Tengan
paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Miren cómo el sembrador cosecha
los preciosos productos de la tierra, que ha aguardado desde las primeras
lluvias hasta las tardías.” Santiago 5,7
Cuando
los tiempos son difíciles, sólo queda seguir perseverando con nuestro mayor
esfuerzo y no desistir en las tareas del día a día aunque parezca que no
estamos dando fruto y que a veces el esfuerzo no vale la pena. Es una tarea
difícil cuando las circunstancias se complican; la espera lástima porque va en
contra de los valores que se nos presentan en la actualidad, la inmediatez de
las cosas, los ascensos rápidos y sin esfuerzo, la gratificación instantánea,
las relaciones desechables.
Ser
paciente es una virtud que se pone a prueba en los tiempos de necesidad,
soledad y austeridad; y vivir la paciencia es más complicado de lo que suena.
Se trata de una espera que no es de brazos cruzados, es una espera andando, es
la espera de quien echa las redes, haciendo todo cuanto está en sus propias
manos y luego espera sin ninguna seguridad. Dios hará que broten frutos y que
los ríos vuelvan a nacer, pero será en su tiempo y no en el nuestro, nos basta
tenerlo a Él en el presente para saber que podremos esperar sin desesperanza
pues con Él no habrá desilusión.
Confianza:
La
paciencia de la mano de la confianza puede cultivar un crecimiento completo y
auténtico, pero cierto es que la confianza no es más fácil que la paciencia. Es
como avanzar con una venda en los ojos, teniendo pocas certezas pero dando el
paso de todos modos, con la fe en que pisaremos firme y no resbalaremos. A
veces sólo queda eso, tener la confianza en que todo saldrá bien.
Podemos
confiar en cualquier cosa o persona, pero sólo es la confianza en Dios la que
da plenitud porque sabemos que no hay mal termino cuando se pone la confianza
en quien nunca falla, aún en la incomprensión y en las situaciones más
complicadas Dios nunca se equivoca.
Gratitud:
El
agradecimiento por el contrario a la paciencia y confianza pareciera algo más
sencillo por ser fruto de una bendición que da felicidad, pero es igual de
complicado cuando el paisaje es gris. Cuesta encontrar las razones para
agradecer cuando las bendiciones no son tan visibles, cuando las desgracias
parecieran más grandes. Pero ser capaz de agradecer aún en momentos de
tormenta, nos da plena libertad porque libera de la esclavitud de ciertos
deseos; es más verdadero el agradecimiento cuando entendemos que no sólo
aquello que es visible y grande es motivo de alegría.
Una
espera confiada y agradecida es la clave para no desistir, es no perder el piso
ni la mirada en el cielo. Avanzar sin temor y con él, pero sin paralizarnos; es
consuelo y motivación para no dejar lo que aún está en nuestras manos.
Les hablo Yohan Cala
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