Un ciclo de siempre empezar

Todo debe comenzar por algo, en el principio es posible que no se vea interesante, pero con el transcurso del tiempo, la cosa puede resultar bastante, de modo que, quizá no se le quiera ver su final, ya sea porque nos acostumbremos a ello, o se le adquiera cierto interés, apego o afecto que nos haga sentir satisfecho y si no hay otra salida más que un final que no se puede controlar, siempre habrá otro comienzo y el ciclo se repetirá.

Hay distintas formas de sentir y ver pasar la vida, me la he imaginado como una montaña rusa con sus altos, bajos y sus emocionantes, a veces, escalofriantes giros; de igual modo la he asociado con otros ciclos que naturalmente nos rodea, en ellos he encontrado cierta eternidad, la información no se pierde nunca, como ya es sabido, la energía no se puede destruir, solo transformarse, así como está escrito «tierra eres y en tierra te convertirás».

También me gusta la idea de ver la vida como si fuera un viaje el cual hay que disfrutar, una carrera de obstáculos que hay que superar para volverse cada vez más fuerte, un camino lleno de baches que hay que evitar o reparar, tal vez pueda verse como una obra de arte de la cual somos los artistas y en la que debemos escoger el instrumento y los materiales a utilizar o simplemente nos dejamos ser más bien la obra para que el artista haga su voluntad. Posiblemente haya alguien que la vea como una gráfica con varios puntos de inflexión, una presentación musical de la cual es un integrante o el propio director de orquesta, un edificio del que se es arquitecto, constructor o solo un habitante, un videojuego o una serie del que se es protagonista, un poema que debemos leer muchas veces para encontrarle sentido y decidimos mejor crear uno para no salir confundidos.

Un libro del cual somos los escritores, sin duda una epopeya en la que cada quien es un héroe. Sea cual sea la analogía, lo común es imaginarse una sola cosa formada de muchas otras, como la figura que se forma en la imagen de este escrito, el símbolo del infinito formado por varias líneas, un ciclo que no se sabe donde empieza ni donde termina, pero que puede esfumarse en algún instante — o transformarse. Cada día de nuestras vidas transformamos nuestros pensamientos en acciones, por muy insignificantes que sean, ideas y sueños en hechos que pueden perdurar en el tiempo para ayudarnos tanto a nosotros mismos como a otros a seguir adelante en lo que sea donde nos encontremos.

Actualmente me gusta ver la vida como si fuera una persecución, en ella no soy perseguido por nada ni nadie, yo soy quien persigue alcanzar a tocar una nube que representa cualquier cosa que pueda imaginarme para mi bien de seguir avanzando, la nube me proporciona sombra, pero como ésta no es estática, tengo que moverme si quiero estar un paso más cerca de ella, puede que quizá no la alcance pero lo que me interesa es intentarlo, si llegase a alcanzarla, tocarla y estar dentro de ella, buscaría otra nube o me daría cuenta que otra nube me proporcionaría su sombra para repetir el ciclo y volver a empezar.

Y tu, ¿cómo has visto a la vida?

Les hablo Yohan Cala

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