Tú que la estás haciendo llorar
Esta vez eres tú a quien le escribo. Es a ti donde quiero que vayan a dar mis palabras.
Tú, que serás él (o la)
culpable de arruinarle la vida a alguien por no saber cómo de
cir que no, por
definir tus sentimientos a tu conveniencia — o quizá por tomar decisiones
seducido por la efervescencia del momento que trae un beneficio inmediato,
ignorando el beneficio a largo plazo.
Tú, que le contestas los
mensajes a otras mujeres, a otros hombres. Tú que mientes para mantener viva la
clandestinidad que sabes que no te matará antes que tú a ella si las cosas no
salen como planeas.
Tú que sin saberlo estás haciéndola
llorar. Tú que sin imaginarlo estás partiéndole el corazón. Tú que sin atinar a
comprender una pizca de lo que te quiere, decides irte con cualquiera cuando él
te espera.
Cuando ella te espera aunque
no lo diga. Tú que estás haciéndote el duro y la imposible por orgullo, o por
idiota. Tú que juegas a ser deseada pero realmente el único deseo es el tuyo
por que cualquier otro te desee como lo hace él.
Tú que lo asfixias con tus
ojos clavados en el celular mientras él te platica de su día largo y cansado en
el trabajo, esperando una mirada de empatía pero tu mirada está clavada en el
maldito móvil.
Sí, tú que finges e inventas
cada cosa cuando él se queda viendo tus senos invitándote a hacer el amor sin
decirlo. Tú que quieres pero no cedes porque prefieres hacerle daño por que te
da miedo reconocerte suyo.
Tú, que pudiendo llamarle no
le llamas, que sabiéndote autora de sonrisas con solo enviarle un mensaje,
prefieres darle en la madre subiendo fotos haciendo cualquier cosa donde no
está él, donde no está ella.
Tú, que te clamas rey — o reina — de tierras aún sin descubrir, y que ignoras que la vida no está en este teléfono. Levanta la mirada y observa lo que sea que esté ahí: una pared, un paisaje, un edificio, personas, la televisión, la estación o el sitio que acostumbras cada día a esta hora.
La vida está en otra parte,
pero entretanto aquí construyes historias falsas que, por la inmediatez y la
aprobación de gente que no te conoce, estás destruyendo lo único que te amarra
a la persona que dejaría todo por ir a tu encuentro.
Tú, que te crees inmortal y
perenne en su intención de quererte, date cuenta que estás haciendo daño, pero
más que daño a él, o a ella, estás quedándote cada vez más sola. Porque claro,
entérate, tarde o temprano se dará cuenta que esto es un castillo de arena y
soplará sobre él. Tú te quedarás sola añorando lo que ahora tienes pero que
abandonaste por aquello que hoy priorizas. ¿Por qué no le llamas?
Tú, que le mientes y que la
ignoras, que no le provocas una sonrisa y que la dejas para cuando estés
aburrido, tú eres a quien quiero escribirle hoy. Ojalá que lo que hoy te desvía
de ella, venga a salvarte la vida cuando ya no la tengas para curarte las
heridas.
La decisión que tomes hoy,
mañana te mirará a los ojos y te preguntará:
¿Por qué?
Les hablo Yohan Cala
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