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Mostrando las entradas con la etiqueta culpa

Tú que la estás haciendo llorar

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Esta vez eres tú a quien le escribo. Es a ti donde quiero que vayan a dar mis palabras. Tú, que serás él (o la) culpable de arruinarle la vida a alguien por no saber cómo de cir que no, por definir tus sentimientos a tu conveniencia — o quizá por tomar decisiones seducido por la efervescencia del momento que trae un beneficio inmediato, ignorando el beneficio a largo plazo. Tú, que le contestas los mensajes a otras mujeres, a otros hombres. Tú que mientes para mantener viva la clandestinidad que sabes que no te matará antes que tú a ella si las cosas no salen como planeas. Tú que sin saberlo estás haciéndola llorar. Tú que sin imaginarlo estás partiéndole el corazón. Tú que sin atinar a comprender una pizca de lo que te quiere, decides irte con cualquiera cuando él te espera. Cuando ella te espera aunque no lo diga. Tú que estás haciéndote el duro y la imposible por orgullo, o por idiota. Tú que juegas a ser deseada pero realmente el único deseo es el tuyo por que cualquier otr...

El peluquero

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Un cristiano y un peluquero no creyente estaban caminando por los barrios de la ciudad. El peluquero dijo al cristiano: "Es por esto por lo que no puedo creer en el Dios que tú me hablas, en un Dios de Amor. Si Dios fuera así como tú dices, Él no permitiría que estos vagos fueran adictos a la droga y a otros hábitos destructivos. No, no puedo creer en un Dios que permite todo esto." El cristiano estuvo callado hasta que se encontraron con un hombre particularmente descuidado. El cabello le llegaba hasta el cuello y la barba sin rasurar. El cristiano le dijo: "No serías un buen peluquero si permites que un hombre como éste continúe viviendo aquí sin un corte de pelo y una buena rasurada." Indignado, el peluquero contestó: "¿Por qué me culpas por la condición de este hombre? No puedo evitar que él esté así. Nunca ha ido a mi peluquería, yo podría arreglarlo y hacerlo verse como un caballero si él me lo pidiera." El cristiano miró fi...

No te sigas culpando, ¡Es hora de perdonarte!

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Déjame  decirte que todos cometemos errores, nos equivocamos, tropezamos, y les fallamos a quienes más nos importan, a quienes una vez le prometimos que no les fallaríamos; todos estos motivos y muchos otros hacen que personas que valoramos se alejen cada vez más, hasta que nos convertimos nuevamente en desconocidos. La vida me ha enseñado que si las cosas suceden es porque viene algo bueno, y si dejan de suceder es porque nos espera algo infinitamente mejor. Constantemente nos estamos culpando, porque no sacamos buenas calificaciones en la escuela, porque mentimos, por no cumplir aquellas expectativas que tiene los demás de nosotros, por fallarle a alguien cercano que apreciamos; todas estas situaciones y muchas otras hacen que constantemente nos atormentemos, nos culpamos, señalamos y nos hagamos daño. El primer paso para que podamos seguir avanzando y volver a sonreír, es reconocer que todas estas situaciones son parte de nuestra vida, hacen parte de nuestro ser y queramos...