Yohan Cala, Aventurando por el mundo

Recuerdo las navidades de mi infancia, algo lejanas en el tiempo, pero sin duda alguna, nada lejanas para el corazón. Recuerdo aquellas navidades, sin arbolito ni nacimiento como aquí se estila, ni pavo a las 12 de la noche... sólo una que otra lucecita encendiéndose y apagándose monótonamente junto a la ventana de mi habitación. Mis hermanos y yo nunca esperábamos regalos ostentosos, solo algún que otro juguete a pilas o no, que nos iluminara los ojos, pero sobre todo el alma. Era todo lo que la economía de papá podía comprar. Mas a cambio de aquellos regalos que hoy asombran la inocencia de los niños de hoy, los niños de ayer, o por lo menos los niños de aquel ayer, nos contentábamos realmente con poco. Una bengala encendida antes de las 12, un emocionado: "¡ya nació el niño Dios!", la alegría en los ojos de mamá... ¿Era necesario pedir más? Nosotros los niños, nunca esperábamos las 12 de la noche despiertos, la tradición de todos en casa era que nos fuéramos a dormir...

En pleno San Valentín, vienen a mi corazón para ti, deseos de paz y amor. No quiero palabras rebuscadas, ni sacadas del diccionario, simplemente quiero llegar hasta el límite de lo cursi, porque la ocasión así lo amerita. Este mes y estas fechas de San Valentín, para algunos ha llegado con muchas ilusiones, para otros en cambio, lágrimas y buenas razones. Yo pido a Dios que tengan un mes bendecido, que aunque siempre habrá motivos de llorar, que al menos esta vez puedas  hacer la excepción y vuelvas a crear un mundo donde sólo exista paz, armonía y buena compañía. Que este San Valentín no venga tristón, al contrario, que traiga sonrisas y muchos corazones, que bailen al compás de buena música, una copa de champán y muchas sonrisas. Deseo que puedas cumplir los sueños que guardas en tu corazón. Hay sueños que puede que no a todos les guste, pero si eso te hacen feliz, qué importa lo que opinen, cada cual viva como quiera. El amor es cursi y ciego, qué más da lo que otros piens...

Cuando completar un objetivo parece una odisea de inalcanzable llegada debido a un conjunto de peripecias halladas en el camino, lo mejor que queda por hacer, y así como muchos pueden recomendar, es concentrarse en las cosas pequeñas o insignificantes que quizá hayamos pasado por alto, un paso a la vez, como las veces en que perdemos la ubicación de nuestros dispositivos móviles y lo que hacemos es intentar recordar las cosas que estábamos haciendo antes de perder la atención del objeto, se trata de revisar paso por paso nuestras acciones. ¿Pero y si nuestra odisea implica que debamos cambiar nuestro entorno… o el mundo? Así como esa frase cliché que dice que solo los locos pueden cambiar el mundo, el primer paso a dar parecería ser entonces el de convertirnos en «locos», locos por atrevernos a pensar distinto a la mayoría o como para querer cambiar un sistema, sin embargo, si lo que queremos es cambiar una visión de nuestro entorno o mundo, el primer paso es ser lo suficientemente loc...