Una vida nueva, para un año nuevo
¿Alguna vez te has sentido en lo más hondo de tu ser ese deseo profundo y enorme de mejorar o de cambiar?
Si
es así, no dejes que el deseo se escape, porque no todos los días lo sentirás.
Si hoy sientes esa llamada a querer ser otro, a ser distinto, atrápala con
fuerza y hazla realidad.
El
inicio de un nuevo año es el momento para reunir las fuerzas y toda la ilusión
para comenzar el mejor año de la vida, porque el que se proponga convertir éste
en su mejor año, lo puede lograr.
El
año nuevo es una oportunidad más para convertir la vida, el hogar, el trabajo
en algo distinto. «Quiero algo diferente, voy a comenzar bien, así será más
fácil seguir bien y terminar bien. Quizá el año pasado no fue mi mejor año, me
dejó un mal sabor de boca; éste va a ser distinto, quiero que así sea, es un
deseo, es un propósito, y no lo voy a echar a perder. Tengo otra oportunidad
que no voy a desperdiciar, porque la vida es demasiado breve».
¿Quién
es capaz de decir: «Desde hoy, desde este primer día, todo será distinto? En mi
hogar, me voy a arrancar ese egoísmo que tantos males provoca, voy a estrenar
un nuevo amor a mi pareja y a mi familia, seré mejor padre o madre. Seré
también distinto en mi trabajo, no porque vaya a cambiar de trabajo, sino de
humor. Incluso voy a desempolvar mi fe, esa fe arrumbada y llena de polvo, voy
a poner un poco más de oración, de cielo azul, de aire puro en mi jornada
diaria. Ya me harté de vivir como he vivido, de ser egoísta, tracalero,
injusto. Otro estilo de vida, otra forma de ser, ¿por qué no intentarlo?»
En
los ratos más negros y amargos, llenos de culpa, piensas: ¿Por qué no acabar
con todo? Pero en esos mismos momentos se puede pensar otra cosa: ¿Por qué no
comenzar de nuevo?
Pero
otros sacan de ahí mismo el gran argumento, la gran razón para el cambio
radical positivo: «No me resigno a ser vulgar, quiero resucitar a una vida
mejor, quiero luchar, voy a trabajar, quiero volver a empezar».
Un
año recién salido de las manos del autor de la vida, es un año que aún no
estrenas. ¿Qué vas a hacer con él?, ¿El año pasado no te gustó?, ¿No diste la
medida?, ¿Con éste qué vas a hacer?
Un
nuevo año recién iniciado: Todo comienza si tú quieres, todo vuelve a empezar…
Yo
me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad, a los
que aún conscientes de sus debilidades confían y luchan por una vida mejor.
Todos
desean a los demás y a sí mismos un buen año, pero pocos luchan por obtenerlo.
Prefiero ser de los segundos.
Comienza
un nuevo año y con él un mundo de oportunidades se abre ante nosotros. El
momento es propicio para reflexionar internamente sobre experiencias pasadas,
situaciones presentes y el porvenir. Para aprender del pasado, disfrutar el
presente y construir un futuro mejor.
Si
nos detenemos por un momento y hacemos una pausa para mirar hacia atrás,
podremos darnos cuenta que nos encontramos exactamente donde nos han traído
nuestras acciones pasadas. El ser humano construye su futuro día a día mediante
sus pensamientos, palabras y acciones, y estas a su vez van moldeando el
presente.
Algunos
pueblos que han tomado conciencia de la importancia de los actos de cada uno de
sus habitantes para la consecución de un fin común, han incorporado a sus
culturas la tradición de los propósitos a alcanzar en el año nuevo.
Esta
tradición es muy sencilla. En ella cada persona se traza metas que hasta ahora
no ha podido alcanzar, o no se había planteado y se hace el firme propósito de
lograrlas durante el año que recién comienza. Puesto que según la tradición
esto ocurre generalmente en alguna reunión social relativa al nuevo año, puede
ser la cena de fin de año o la primera reunión de familiares y amigos del año
que apenas comenzó, es costumbre comunicarse entre los concurrentes sus
propósitos para de esta manera intercambiar opiniones sobre la mejor manera de
lograrlos y obtener el apoyo necesario de quien este dispuesto a brindarlo para
concretarlos, y si ocurre que se encuentran personas con propósitos comunes,
unir esfuerzos para facilitar su consecución.
Esta
tradición no está limitada exclusivamente a propósitos individuales, pueden
plantearse también propósitos familiares, de grupo, sociales y hasta mundiales,
y de esta manera poner un granito de arena para construir un mundo mejor, el
mundo que todos en el fondo deseamos.
Con
el pasar del tiempo nuestra voluntad se fortalece y nos sentimos cada vez más
capaces de lograr lo que nos propusimos; y no solo eso sino que también
sentimos la necesidad de hacer algo por aquellos que hasta ahora no se han
propuesto lograrlo pos sí mismos, y comienza entonces un proceso de crecimiento
en el cual nos volvemos conscientes de que somos dueños de nuestros destinos y
capaces de utilizar nuestra voluntad en formas cada vez más creativas y
constructivas.
A
partir de ese momento vemos los obstáculos sólo como situaciones a superar y de
las cuales aprender, el contento se abre paso entre los lamentos, la alegría
vence a la tristeza y la esperanza, la seguridad y la confianza reinan donde
antes se encontraba el temor.
Siempre
podemos escoger entre vivir el mundo cual lo conocemos o cambiarlo en el que
deseamos, la decisión al final es de cada uno según decida ejercitar su libre
albedrío.
Que
este nuevo año nos brinde paz, amor, salud, armonía, unión, felicidad y
prosperidad.
Les hablo Yohan Cala
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