Bajo otro cielo, tal vez
Hay momentos
que se sienten como la anticipación que lucha con tus pies mientras el
temporizador del microondas está a punto de sonar.
Hay
momentos que se esconden dentro de las vértebras del cuello y los tienes
olvidados hasta que hueles ese perfume o usas esa vieja camisa verde.
A
veces, esos momentos guardan magia dentro de ellos, una esperanza burbujeante,
que te susurra que esta vez el aire no se asentará en tus pulmones tan
amargamente.
Puede
que esta vez ella no tenga que huir de escena junto con la luz del día, y él no
tendrá que lavar su recuerdo con un chorro de agua helada.
Puede que este momento sea distinto. Puede que las palabras escondidas por la noche sean traídas a la vida, y puede que el tiempo haya decidido darte tregua.
Puede
que, probablemente, cada momento haya estado destinado a ser y seguir, a
instalarse y volar, a provocar y reírse.
Puede
que estos momentos de ensueño no sean más que segundos que bailan lentamente
mientras le dan la vuelta al reloj.
Quizás
nos detenemos en ciertos momentos sólo para tener una razón por la cuál
aferrarnos al pasado mientras intentamos correr hacia adelante.
Estamos
atrapados en el limbo de los días vividos y los que vendrán, pero los momentos
definitivamente importan. El reloj seguirá marcando las horas, y las nubes
continuaran su camino, pero la vida se quedará fragmentada es pedazos de tiempo
detenido.
Les hablo Yohan Cala
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