¡Mejor calla y espera!
Los desacuerdos son una parte natural de trabajar juntos, y los diferentes puntos de vista son cruciales para la creatividad y los procesos de resolver problemas. Con todo, la fricción originada cuando surgen diferentes opiniones pueden causar dolor innecesario y pérdida valiosa de tiempo y energía.
A
veces, la mejor manera de convencer a alguien a su punto de vista, mientras se
mantienen abiertas las líneas de comunicación, es con el simple silencio y
empezar a enyesar.
Benjamín
Franklin aprendió que esparcir yeso en los campos haría crecer las cosas. Se lo
dijo a sus vecinos, pero no le creyeron, argumentando que el yeso no ayudaría
para nada al crecimiento del pasto ni del trigo.
Al
cabo de una o dos semanas, la semilla brotó. Sus vecinos, al pasar por allí, se
quedaron boquiabiertos cuando lo vieron. De un verde más brillante que todo el
resto del campo, brotó el mensaje sembrado de Franklin en letras grandes: A
esto se le echó yeso.
¡A
Benjamín Franklin ya no le hacía falta discutir con sus vecinos sobre los
beneficios del yeso!
La
respuesta a ciertos desacuerdos quizá esté en dejar de hablar y probar juntos
varias soluciones, medirlas y compararlas con las normas, y luego resumir el
proceso de selección. Mientras tanto, los temperamentos se enfrían, la objetividad
vuelve y pueden surgir nuevas opciones.
Les
hablo Yohan Cala
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