Entradas

Mostrando las entradas con la etiqueta infancia

Navidades del ayer

Imagen
Recuerdo las navidades de mi infancia, algo lejanas en el tiempo, pero sin duda alguna, nada lejanas para el corazón. Recuerdo aquellas navidades, sin arbolito ni nacimiento como aquí se estila, ni pavo a las 12 de la noche... sólo una que otra lucecita encendiéndose y apagándose monótonamente junto a la ventana de mi habitación. Mis hermanos y yo nunca esperábamos regalos ostentosos, solo algún que otro juguete a pilas o no, que nos iluminara los ojos, pero sobre todo el alma. Era todo lo que la economía de papá podía comprar. Mas a cambio de aquellos regalos que hoy asombran la inocencia de los niños de hoy, los niños de ayer, o por lo menos los niños de aquel ayer, nos contentábamos realmente con poco. Una bengala encendida antes de las 12, un emocionado: "¡ya nació el niño Dios!", la alegría en los ojos de mamá... ¿Era necesario pedir más? Nosotros los niños, nunca esperábamos las 12 de la noche despiertos, la tradición de todos en casa era que nos fuéramos a dormir...

Tristeza De Navidad... ¿Qué Contradictorio, No?

Imagen
Si la Navidad es época de felicidad, de encuentro, de gozo, de paz, de solidaridad, de amor... Pero lamentablemente para mucha gente es así, es tristeza de navidad. Porque tal vez están solos en sus casas, en una cama de hospital, en un asilo de ancianos, de guardia en un puesto de trabajo lejos de su familia, o simplemente solos sin familia. Tal vez para ellos el 24 sea una noche más... noche de acostarse temprano... mirando por la ventana la felicidad de los demás, noche de más bullicio, noche de bocinas de autos que ríen sin cesar... noches que además tienen ese vacío en algún lugar del alma. A todos ellos les digo rotundamente que ¡¡¡NO!!! ...que NO es así. Que no debemos permitirnos que sea una noche más. Debemos atrevernos a encontrar la Navidad dentro de nosotros, sí. Dentro nuestro, porque es allí donde está... Muchos podrán decir... "¿Cómo?, ¿de qué manera? --¡Es imposible!" Entonces le propongo lo siguiente: Pongámonos nuestra mejor ropa, mirémonos a...